YUCATANENSE Y “YUCATECO”

Extrañará al lector de que pongamos entre comillas el gentilicio “yucateco”. Esto se debe a que el primer término para referirse a los habitantes de Yucatán, fue, en el siglo XVI, el de YUCATANENSES, como se lee en la Relación de las Cosas de Yucatán de Fray Diego de Landa, quien era buen latino y gramático. Siendo tal y además cronista, no pudo faltar al orden de la escritura en su tiempo y en su medio, por lo cual se entiende que en su siglo los habitantes eran tenidos como YUCATANENSES, de los cuales escribe favorablemente Landa.

No tenemos noticia acerca del tiempo que dejó de emplearse este gentilicio y tampoco sabemos cuándo comenzó a usarse el de YUCATECO, mismo que no concuerda con el idioma peninsular, sino que fue acuñado por algún conocedor de la lengua nahua, pues el sufijo coy el de eco corresponden al idioma náhuatl, significando lugar o sitio como en México, mixteco, zapoteco, tamaulipeco, etc. Esa in novación no pudo hacerla un yucatanense mayista, pues tal sufijo no existe en lengua maya como denotativo de sitio o lugar. Co , en maya significa diente.

El caso es que el uso ha consagrado la forma errónea de este gentilicio, cuya impropiedad resulta difícil de corregir, pues a lo largo del tiempo se ha arraigado en todo lo que se refiere a la geografía, la historia y la literatura.

Sin embargo, la forma correcta, la de yucatanense, debe ser rescatada por quienes quieran expresiones correctas, y en ello me enfilo, pues desde hoy escribo yucatanense sin menospreciar en forma alguna el gentilicio yucateco que se ha ganado méritos a lo largo del tiempo.

En primer lugar tenemos como ejemplo el gentilicio “ateniense”. Vienen luego “parisiense”, “londinense”, “estadounidense”, etc; y, ya en  nuestra patria, “guerrerense”, “sonorense”, “coahuilense” y “chihuahuense”. Entonces, ¿por qué se dejó de decir “yucatanense”, c cuando ésta era la forma, gramaticalmente correcta, de referirse a los natrales de Yucatán? Quizá nuestro ilustre historiador Silvio Zavala podría explicarlo.

Lo cierto es que durante no sabemos cuántos años o siglos la historia y cosas de esta tierra han sido llamadas con una voz cuyo sufijo es erróneo. Parece que en este caso se cumple el dicho colonial de que “Las cosas de Yucatán dejarlas como están”, pues no sabemos de nadie que haya sugerido corregir ese error…

Y cerremos estos apuntes recordando que Carlos Alberto Echánove y Trujillo fue el primero que en nuestro tiempo rehabilitó nuestro gentilicio dándole el nombre de “ENCICLOPEDIA YUCATANENSE” al gran diccionario que él dirigió. Echánove y Trujillo fue abogado, sociólogo y biógrafo de yucatanenses ilustres.

 

*Tomado del libro “Yucatán en el perfil del Tiempo”, autor José Díaz Bolio, Mérida, Yuc., 1998, Ediciones de la UADY