APUNTES DE HISTORIA: De cuando Hernán Cortés desobedeció al emperador Carlos V. La encomienda en el Mexico recién conquistado.

En el artículo pasado titulado ¿En qué consistían los repartimientos y cuáles fueron los géneros más importantes? Abordamos de manera muy concisa los aspectos que consideramos más importantes para su comprensión basándonos en los apuntes de García Bernal, experta en historia colonial yucateca. También procedimos a retomar su definición y a esquematizar los géneros más importantes.

Ahora toca el turno a otro de los términos más comunes de encontrar en los documentos históricos de esa época: la encomienda la cual fue una institución socio-económica de origen colonial que posibilitó la dominación de los espacios conforme se iban conquistando.

Silvio Zavala, reconocido historiador y americanista yucateco, nos dice que “realizada la conquista de México, se enfrenta Cortés a la delicada cuestión de conceder premios a los conquistadores y pobladores, según sus méritos y servicios, como era la costumbre. Una parte de la recompensa consistía en la distribución del botín de oro, esclavos y otros bienes muebles. Pero había asimismo el deseo de los capitanes y soldados de recibir pueblos en encomienda, que venían a ser un premio más duradero” (1985:14).

La encomienda consistió en el reparto/entrega de un número de indígenas a cada uno de los españoles que habían contribuido con la empresa de la conquista para que éstos a su vez, percibiesen los tributos que los primeros deberían pagar como súbditos de la corona. La encomienda se componía básicamente de encomenderos y encomendados. Los primeros serían los conquistadores, que a través de la instauración de la encomienda en estas nuevas tierras, se encargarían de reagrupar a los indígenas en doctrinas a las cuales, a cambio de proveerles educación religiosa (evangelización), se verían beneficiados por el trabajo forzoso de los encomendados, que no eran más que los indígenas nativos.

Cortés redefine las características de la encomienda, eliminando y colocando nuevas disposiciones basándose en las experiencias previas que había aprehendido de su paso por las Islas. Así queda de manifiesto en sus Ordenanzas de buen gobierno escritas el 20 de marzo de 1524 que el historiador Silvio Zavala Vallado retoma en su texto Hernán Cortes ante la encomienda (1985) y que procederemos a mencionar.

En ella se disponían algunos preceptos como el hecho de que los encomenderos tuvieran armas conforme a la calidad de sus repartimientos, la obligación de desterrar la idolatría a través de la destrucción de sus dioses, la apropiación de los vástagos de los caciques para ser entregados a los frailes para su instrucción cristiana, la obligación de pagar clérigo si la encomienda superaba los dos mil indígenas (Ordenanzas de buen gobierno citado por Zavala, 1985: 15).

Dispuso que los encomenderos prometieran residir por lo menos ocho años en estas tierras; a los que decidían permanecer en la Nueva España se les aseguraban los indios de por vida a través del traspaso a sus legítimos herederos, siempre y cuando no cometiesen delito y maltrataran a los naturales (Ordenanzas de buen gobierno citada por Zavala, 1985: 16).

Por último, ordenó que todos los encomenderos debían tener casa poblada en los sitios donde estaría su encomienda dentro de un periodo de año y medio, so pena de perder a los indígenas.

Todas estas disposiciones de Cortés no tuvieron un buen recibimiento en la Corte española que por el momento histórico que estaba atravesando, prevalecían los principios de la libertad de los indios, así que la instrucción concreta de Carlos V a Cortés en 1523 es que no haga ni consienta hacer ningún repartimiento, ni depósito de los indios de ella, sino que los deje vivir libremente “como los vasallos del rey viven en los reinos de Castilla”. Esto como consecuencia de la observancia de la abrumadora disminución de indios en las Islas conquistadas y pobladas “por el mal tratamiento y demasiado trabajo que les han dado” (Ordenanzas de buen gobierno citada por Zavala, 1985: 18).

Casi un año después, Cortés le responde al Emperador Carlos V a través de una carta “que no había cumplido la medida y la tenía en secreto y sólo la comunicó, con juramento de no divulgarla, a los oficiales del rey y a los procuradores de las ciudades y villas de la Nueva España”.

A lo largo de la carta, Cortés defendía las encomiendas por razones económicas, ya que de su instauración dependía, según él, el sustento de los españoles (documento citado por Zavala: 1985).


Zavala Vallado, Silvio

1985 Hernán Cortés ante la encomienda. Sobretiro de la Memoria de El Colegio Nacional. Tomo X, Núm. 4. Editorial del Colegio Nacional. México, DF.

Dicho documento forma parte del Acervo de Jorge Ignacio Rubio Mañé que el Centro Culturalresguarda y pone a disposición del público para su consulta.

Silvio Zavala Vallado (1909-2014) fue un connotado historiador yucateco. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua, de El Colegio Nacional y de la Academia Mexicana de la Historia. En 1999 el Patronato Pro Historia Peninsular de Yucatán tuvo el honor de iniciar con él, su Programa institucional “Valores yucatanenses: Develación de Placas Conmemorativas” colocando en el predio donde vivió una placa que el mismo develó.